¾ ¿Qué
haces?
¾Escribo.
¾ ¿El
qué? –Estaba irritándome.
¾Ya lo
verás en su momento.
Mientras ella continuaba concentrada en su tarea yo miraba
con impaciencia el reloj.
¾Llegaremos
tarde –la apuré.
¾Listo
–quedó sin habla mirándome fija a los ojos¾.
Si no regreso, en este cajón te dejo algo muy importante.
¾No
digas tonterías, todo saldrá bien –dije con aparente tranquilidad.
Llevaban horas operándola del corazón, a ella, la dueña del
mío.
¾ ¿Han
terminado? –Pregunté al médico en cuanto lo vi salir.
Su semblante serio y el sepulcral silencio me hicieron saber
que no iba todo bien. No sé lo que dijo, no lo escuché o sencillamente no le
presté atención; sólo corrí hasta el quirófano llevándome por delante a todo el
que se cruzara en mi camino.
Hacía frío. Todos se giraron a mirarme, no les hice caso.
Notaba la compasión.
Ella estaba tendida en la camilla cubierta por una sabana
desde la que se adivinaba su silueta. La extrema palidez de su piel no opacaban
su belleza, ni su temperatura extremadamente fría despejaba el calor que me
invadía.
¾Despierta,
Lola. Despierta carajo –pero ella no respondía. Por mucho que la zarandeara
ella seguía allí tendida, inamovible.
Un enfermero se acercó y con total crueldad y franqueza me
dijo¾: Esta muerta.
Un grito sordo me destrozó las cuerdas vocales y un rayo de
dolor atravesó mi pecho.
Todos me miraron con pena cuando puse un pie en las
escaleras.
¾
¿Cuánto he dormido?
¾Dos
días –respondió mi madre en un susurro.
¾Es
hoy ¿Verdad? –Todos asintieron¾.
Iré a prepararme.
Estaba de camino a mi habitación cuando recordé nuestra
última conversación. Entré corriendo al despacho. Cerré con un portazo y eché
la llave.
“Si estás leyendo esta carta es
porque eres un cotilla o porque las cosas han salido mal y ya no estoy en este
mundo.
Sé que en las últimas semanas las
cosas han sido difíciles para ambos y que pasé demasiado tiempo centrada en mis
cosas. Tengo la suerte de que la parca me permite despedirme, esa suerte que no
todos tienen.
Fer, tú has sido mi mayor fortuna,
mi amor, mi Príncipe. Has sido mi todo y me duele dejarte ahora, pero hay que
aceptar las cosas como nos vienen.
Dile a mis padres que los quiero y
que les doy las gracias por la vida que me han dado. A mis hermanos que pese a
las peleas siempre supe que podía contar con ellos.
¿Y a ti? Voy a decirte seis
palabras en cuyas letras se encierra todo lo que siento por ti y lo que hemos
vivido. ERES EL AMOR DE MI VIDA”.
Un puño atravesó mi pecho, cogió mi
corazón y lo estrujó hasta exprimirlo por completo.
Lloré hasta deshidratarme. Hasta
que fui consciente de la hora. Llegaba el momento de darle el último adiós a su
cuerpo, aunque su alma estaría conmigo para siempre.
Lo había leído ya??
ResponderEliminarAinsss... Qué triste!! Muy bien relatado. Saludos.
ResponderEliminareso si que fue corto! pero bastante emotivo
ResponderEliminarJudith, quizá he leído poco de lo que se escribe hoy día, pero no sé cómo encarecerte lo sincero que soy al decirte que tienes un poder de evocación como yo no le he visto a ningún escritor en mi vida. Mi admirada y sorprendida felicitación :)
ResponderEliminargracias por sus comentarios.
ResponderEliminarPRE-CIO-SO! No tengo mas palabras.
ResponderEliminarHola, precioso texto, de verdad,
ResponderEliminarUn saludo,
Jose.
PD - Me gustaría que le echase un vistazo al enlace siguiente; también se trata de textos breves, pero de temas muy diferentes. Espero que le guste,
http://josearnedo.blogspot.com/
Da bastante penilla, hay historias tristes que son buenas, y lo son cuando consiguen lo que pretenden, generar tristeza. Así que enhorabuena :)
ResponderEliminar¡Hola, Jud! Es un placer conocerte. Gracias por visitar mi blog y por tus palabras. Me alegra que lo que has leído hasta ahora te esté gustando.
ResponderEliminarPrecioso este relato. Me ha conmovido mucho. Yo también voy a seguir leyéndote.
Nos mantenemos en contacto :)
Un abrazo,
Bri
Que bueno !!
ResponderEliminarMuy intenso en verdad, no lo había leído.
Que super que Bri te siga también, la adorooooo !!
Besos ^ ^