El traqueteo del jeep por la tierra y las piedras era casi atronador en los oídos poco acostumbrados de la bioquímica.
Eran pocas las veces que viajaba con los ojos al descubierto y estaba aprovechando para empaparse del maravilloso paisaje rocoso.
Vio que los vehículos de delante se detenían a escasos metro de ellos y a los pocos segundos el jeep paró su marcha.
¾Hemos llegado princesa –era inútil volver a pedirle que no la llamara de esas maneras afectuosos.
Brisa sintió pena por quien viviera en aquella casona medio derruida.
¾Camina con cuidado –solicitó Tomás-. Hay algunas maderas sueltas.
Decidió que lo mejor era seguir los pasos exactos de quien se había convertido en su improvisado guía de turismo.
Montaron en un ascensor hasta llegar al subsuelo.
Brisa abrió los ojos de par en par al abrirse las puertas y descubrir un precioso salón barroco, con vigas de madera y grandes columnas.
Unas enormes puertas impedían pasar más allá, pero misteriosamente al decir Tomás su nombre estas se abrieron como por arte de magia.
A la joven ya no le extrañaba encontrarse con esa tecnología y medios de seguridad, pero aún así seguía maravillándose. Empezaba a ver a Tomás como un hombre inalcanzablemente poderoso y en ocasiones veía en sus ojos a su antiguo amor… sabía lo mucho que Tomás se esforzaba para que ella no lo viera, pero aún así a veces no podía evitarlo o no quería hacerlo.
¾ ¡Menuda sorpresa! –Dijo una mujer morena de no más de cuarenta años con gran efusividad, que a su vez corrió a darle un abrazo- Te hemos echado de menos.
Brisa sintió unos terribles celos al ver como esa mujer se prendía cual garrapata.
¾ ¿Brisa? –preguntó con entusiasmo la garrapata.
¾ Sabía que la reconocerías, está tan hermosa como siempre.
La susodicha estaba mirando sin entender nada, no tenía idea de quién era esa mujer.
¾ ¿No te acuerdas de Soledad? –Brisa lo miró desconcertada, no había sabido nada de la hermana de Tomás desde su “muerte”.
La mujer a la que acababa de apodar garrapata se le acercó con lágrimas en los ojos y la abrazó con fuerza. Ahora se sentía culpable por haberla llamado así en su imaginación y más aún por haber sentido ¿Celos?
¾Ya era hora que volvieras a buscarla y dejaras a la pedante de Irina –su hermano negó con la cabeza-. Entiendo.
¾Vamos a recostarnos un rato y luego visitaremos a…
¾Por supuesto, mi habitación es toda vuestra.
Brisa ya no se detuvo a mirar los delicados detalles de la habitación, sólo quería llegar y pedirle explicaciones a Tomás.
¾Estoy harta de tanto secretismo. ¿Quién carajos es Irina? –interrogó furiosa y gritando.
Tomás no respondía y eso la enfurecía más.
¾ ¿Tu novia? ¿Esposa? Respóndeme mierda.
¾ Deberías calmarte; además no tengo que darte explicaciones. Tú estas casada ¿No?
¾Eres un desgraciado. Estas jugando conmigo, te odio.
Tomás le dedicó una media sonrisa burlona y Brisa se encendió.
¾Escúchame bien. En cuanto salgamos de aquí quiero que me lleves a mi casa y que no vuelvas a aparecer en mi vida jamás. Para mi estas y estarás muerto… siempre.
Al frió señor T se le cayó su coraza por primera vez y su corazón estalló en mil pedazos al escuchar salir esas palabras de la mujer que amaba.
Odiaba no poder contarle toda la verdad, sin dejarse ningún detalle, pero no podía, aún era demasiado pronto para desvelarlo.
Ni siquiera se acordaba de que Irina existía y mucho menos para contárselo a Brisa, graso error. Al parecer se complicarían las cosas, pero él era un hombre de recursos; más ahora con su coraza por los suelos le era imposible decir algo coherente sin estropear las cosas. Prefirió callar.
¾No entiendo de qué va todo esto. No sé para que me quieren, que buscan de mí tu y mi padre; pero te aseguro que me están lastimando, no te das una idea de hasta qué punto.
¾Lo siento mucho –atinó a decir con la voz temblorosa.
¾Con sentirlo no basta. He pasado media vida creyendo que estabas muerto y en ocasiones incluso culpando a Dante. Vi como un disparo atravesaba el pecho de m padre ¿Cómo crees que me he sentido todos estos años?
Voy a decírtelo. Me he sentido sola completamente y el único que estuvo a mi lado ha sido Dante. Él era el que estaba cuando por las noches m levantaba llorando y temblando por las pesadillas, el que aguantó mi depresión, el que espera que algún día le dé el hijo que tanto espera.
No pueden pretender entrar ahora en mi vida, separarme de mi marido, tenerme de un lado hacia otro pretendiendo que me ponga de su parte cuando me siguen ocultando cosas.
No Tomás o me lo cuentas todo o este viaje se termina aquí y ahora.
Brisa consiguió no derramar ni una sola lágrima en todo su discurso. Esta vez estaba siendo firme y no pensaba dar su brazo a torcer.
Tomás entendió, una vez más lo difícil de su posición y más aún la de Brisa. Pero seguía sin poder contarle toda la historia.
¾Algún día podré contártelo todo, pero todavía no. Hay cosas que tienes que verlas por ti misma.
Irina es una chica con la que estoy hace algunos años, no la quiero y apenas la veo… pero soy un hombre que tiene necesidades.
Hemos venido aquí para que conozcas a mi madre, te he hablado de ella en Japón.
¾La madre de tu amigo ¿Verdad?
¾Eres una chica lista. Sé que descubrirás todo antes de que te lo podamos contar, sólo necesitas empaparte un poco y mirar las cosas con objetividad.
¾Me estas pidiendo demasiado.
¾Sólo te pido que no juzgues antes de tiempo. También voy a pedirte que no pongas en duda mi amor por ti, porque te amo más de lo que puedas imaginar –ella asintió-. Duerme un poco.
Brisa se fue al sofá que estaba más alejado de Tomás.
Detestó ser blanda una vez más. Ese hombre seguía teniendo la capacidad de cautivarla y dejarla sin ganas de rebatirle nada.
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Tras una breve pero amena siesta se pusieron en camino a la habitación donde Brisa conocería por fin a la mama de Tomás. Él pocas veces le había hablado de ella cuando estaban juntos y no tenía idea del aspecto que tendría.
Estaba nerviosa por ese encuentro. Tomás tomó su mano y la apretó con fuerza, ella agradeció el gesto con otro apretón.
¾No la mires a los ojos.
¾ ¿Por qué?
¾Mi hermana acaba de inyectarla. Está atada, pero de todas maneras es mejor no arriesgarse.
Brisa reculó dos pasos.
¾Confía en mí –pidió Tomás.
Ella titubeó.
¾Por favor. No te traería hasta aquí si no fuese de vital importancia que veas por tus propios ojos.
Decidió hacer de tripas corazón y dejarse guiar nuevamente por Tomas.
Temía lo que podía encontrarse. Hasta ahora sólo había visto a aquel niño infectado, al menos era el que había llamado su atención, ya que no reparó en los demás.
No estaba segura de querer presenciar una escena violenta o ver a una anciana consumida por la enfermedad que padecía… pero ya no tenía marcha atrás, era hora de conocer a la que hubiera sido su suegra.
Leer esto es adictivo!!! Felicidades por ser capaz de producir tanto suspenso :D
ResponderEliminarJud me pusiste nerviosa, no sé que esperar de la madre de Tomás, porque lo del niño era fuerte y loco pero no sé la reacción en mujeres... En qué beneficia el virus a la madre??
ResponderEliminarNo me digas que Dante es el malo y no el sr. T!!!! Uhhhmmm que dudas me creó este capítulo...
Saludos y Besitos venezolanos, Gracias por colocar un nuevo Capítulo.
Zuly
Querida Jud me queres matar con tanto suspenso???
ResponderEliminarQue tiene la madre de tomas q no puede vela a los ojos????
y dante ?? q paso con el???
No cabe duda q Brisa siente algo x Tomas o mejor dicho le mueve la estanteria???jajaajaj.
Ahora me quede pensando en el comentario de Zuly sera q Dante es el malo?????
Espero q publicas muy pero muy pronto el prox cap!!!
KISS
jud me dejas en schok! cada vez que leo el virus le das un vuelco impresionante a la historia, me tienes ansiosa esperando cómo podrá terminar todo esto, se nota que naciste para escribir, besos...
ResponderEliminarSe pone interesante, habrá que esperar al siguiente jeje. Un saludo.
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