El virus. Capitulo 5

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Tiene el mismo nombre que la antigua... CON ESTO PRETENDO QUE SOLO ME SIGA LA GENTE QUE DE VERDAD ME LEE; YA QUE DE NADA ME SIRVE TENER MÁS DE MIL FANS SI SÓLO LEEN Y/O COMENTAN 5 O 6.
ESPERO QUE LOS QUE ME LEEN DEJEN SU COMENTARIO, AUNQUE SEA UN SIMPLE "ME GUSTA" EN CADA CAPITULO, YA QUE ESE ES MI ÚNICO SUELDO.
GRACIAS DE TODO CORAZÓN Y DISFRUTEN DEL NUEVO CAPITULO, JUD

El Jeep iba deprisa por la maltrecha carretera de un pueblo perdido de la India.
―Para allí mismo.
El vehículo se detuvo en una pequeña y humilde casona que se encontraba al costado de la carretera.
Un hombre de unos treinta años y un metro noventa bajó del coche.
Pantalón corto blanco, camiseta negra y zapatillas deportivas en color negro. Una Gafas de sol tremendamente oscuras. Su pelo era largo, liso y de un negro azabache.
― ¡Hola Tomás! Pensé que no llegarías.
―Lo siento, tuve algunos contratiempos.
Soledad corrió en busca del ansiado abrazo de su hermano.
― ¿Qué tal se encuentra madre? – preguntó Tomás con preocupación
―Entra y la verás, está impaciente por verte.
Entraron en la modesta casa, pero muchas veces las apariencias engañan.
Entraron a un ascensor y le dieron al subsuelo.
Las puertas se abrieron. Un salón de estilo barroco se abría paso ante enormes columnas y vigas de madera que pendían del techo.
Tomás y Soledad caminaron por el amplio salón, sin ninguna ventana ni entrada de luz natural.
Dos puertas altas desde el techo hasta el suelo se abrieron en cuanto la hermana dijo su nombre.
― ¡Madre! –gritó Tomás con lágrimas en los ojos.
― ¡Hijo querido! Qué bien me han hecho esas medicinas que enviaste. Han sido un auténtico milagro.
El joven corrió hacía la cama donde yacía su anciana madre y la estrechó en sus gruesos brazos.
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Al otro lado de la India, un niño era sacado de las calles más tenebrosas.
Con falsas promesas de una vida mejor Danilo se llevó al pequeño para el Sr. T, quien con impaciencia había esperado al niño ideal para su cometido… probar el nuevo virus en personas no adultas.
―Ya lo tengo, ha sido más fácil de lo que esperaba. ¿Dónde quiere que lo lleve Señor?
―Envíalo al laboratorio y luego iré hacia allí, ahora mismo estoy ocupado –tras esa breve conversación, el Sr. T cortó la llamada.
Danilo ya sabía lo que tenía que hacer con el mocoso.
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― ¿Quién era? –preguntó con curiosidad la madre.
―Mi novia, no le gusta que me vaya tan lejos –la recordó con tristeza.
―Como ya has cumplido y yo estoy mejorando notablemente… vuelve a casa con tu Ana y yo en breve iré a visitarlos.
El hijo posó un tierno beso en la frente de su madre y se marchó sin decir una palabra más, tampoco se giró a verla.
Su hermana lo esperaba exasperada y no para de caminar por todo el salón.
― ¿Y bien... Que piensas?
―Yo la veo muy bien hermanita, no creo que haya porque preocuparse.
― ¿Vas a irte ya? –dijo al ver que Tomás cogía sus escasas pertenencias -. Pero si acabas de llegar.
―Tengo mucho trabajo y quiero aprovechar mi viaje para pasarme por la fabrica.
―A ver cuando llega el día en que tu familia, amigos y novia somos más importantes que tu mierda de trabajo.
―Esa mierda de trabajo es el que te da de comer a ti y a madre, el que permite que vivas como una jodida reina y que madre se esté recuperando… así que no me toques la moral.
―Eres un esclavo de tu trabajo y el día que te quieras dar cuenta, estarás solo como un perro.
―El día que eso pase me va a importar un rábano, porque habré hecho lo que me ha dado la gana y sobre todo.. No habré dependido de nadie para tener lo que deseo; tú, en cambio, jamás podrás sentir eso.
Entró al ascensor antes de que su hermana pudiera dedicarle una humilde réplica.
Tomás estaba cansado de los planteos absurdos de su hermana, aunque sabía que en cierta medida tenía razón y era consciente de que tenía que remediarlo… ese momento estaba por llegar.
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―Buenas tardes Sr. ¿Qué tal su viaje?
―Largo, demasiado largo –dijo el extraño hombre de traje negro y gafas oscuras, las cuales no se quitaba aunque estuviese dentro.
Atravesaron un largo pasadizo que bajaba por la entrada hacía más de cien metros bajo tierra. Allí, en una especie de Bunker se encontraba el majestuoso laboratorio dotado de tecnología de última generación.
Las blancas y pulcras paredes no estaban adornadas, no se veía ningún color aparte del blanco de aquellas paredes y la vestimenta de los trabajadores, lo único que resaltaba era el Calvin Klein negro del Señor T y su imponente figura.
― ¿Lo han examinado ya?
―Si. A pesar de lo avanzado de la enfermedad se encuentra en perfecto estado.
―Estupendo. Voy a llevármelo hoy mismo.
― ¿Va a llevárselo usted? ¿No vamos a enviarlo como a los demás?
―Este chico no es como los demás, creí que lo habías entendido.
Cerró la puerta del despacho y le dio varias vueltas de llave.
―Comunícame con Pizarro –solicitó impaciente.
―Hola Señor T –saludó el jefe del LGV.
―Dame buenas noticias.
―Se ha avanzado bastante, Brisa ha conseguido analizar varias de las muestras de Roberto. Le he enviado todos los informes y los tendrá en su casilla de correo.
Si pudiera venir usted mismo a ver todo… además han llegado los nuevos equipos y son increíbles.
―Estaré mañana a primera hora esperándole en su despacho. Hasta mañana Pizarro.
Al otro lado del teléfono y del mundo, Pizarro se aflojaba la corbata. Tener al Señor T en el laboratorio era algo de riesgo, todo tenía que estar perfecto y a su gusto.
―Lidia, llama al aeropuerto y pide pista para esta misma noche y habla con mi piloto para que te envié la hoja de ruta. Dile que quiero mi Jet listo a las nueve.
―Como usted ordene Señor –dijo la suave voz de la dulce Lidia.
Y avisa que tengan al chico preparado, se viene conmigo.
― ¿En su avión, Señor?
―Sí, conmigo en mi avión.